Abordaremos las transformaciones que fueron resultado de las reformas que se dieron, en lo que se conoció en Buenos Aires como la “Feliz Experiencia”. Veremos que esta “experiencia” se dará en un escenario bastante desalentador. A las calamidades internas que se vivían en el interior de la región, se sumaba también el ataque del indio en los límites de la frontera y el de las montoneras del caudillo Ramírez, cuya entrada a Buenos Aires era siempre inminente. Para la elite porteña, la crisis del año 20 había cerrado una triste etapa. Sus aspectos negativos, como la lucha facciosa y la creciente participación de los sectores populares, vinculados al desorden y la barbarie, debían ser eliminados. Había que establecer y ordenar otro tipo de ámbito político, propicio para lo que prometía ser un gobierno administrador. Esa era la preocupación de los principales dirigentes del Partido del Orden. Y en su nombre ya vislumbramos desde donde pretendían llevar adelante sus acciones políticas.
Caído el Poder Centra, Buenos Aires no tiene ataduras ni obligaciones de compartir sus rentas. Así se dará en la provincia una base material que se dará por el ascenso de la clase terrateniente al plano político.
En el inicio, dedicaremos algunas palabras a dos cuestiones previas al abordaje concreto de las reformas: uno, el Tratado de Benegas y luego, quiénes serán los motores de esta “nueva administración y gobierno”.
En primer lugar, nos referiremos a acontecimiento de suma importancia que nos permitirá apreciar la necesidad del gobierno de Martín Rodríguez de pacificar no sólo la situación interna, sino también la relación con el Litoral. En esta situación de inestabilidad y crisis interprovincial, el 24 de noviembre de 1820 se firma el Tratado de Benegas que establecía la paz entre Buenos Aires y Santa Fe. Éste no estipulaba nada preciso sobre la forma de gobierno, pero sí fue un buen puntapié inicial que dio lugar a la modificación de las relaciones interprovinciales al convertirse santa Fe en aliada de Buenos Aires. Como consecuencia de esa alianza se puso fin a varios años de guerra civil, sucedidos por un período de paz y orden que permitió la consolidación de nuevas estructuras provinciales, como un claro ascenso de la clase terrateniente. En casi todas las provincias se crearon y organizaron nuevas instituciones y relaciones. Pero algo importante: todavía no empezaba la dinámica de reformas que caracterizan a la "Feliz experiencia"
De esta manera, podemos decir que el gobierno delineó un programa bastante ambicioso, desde tres pilares: paz, progreso y civilización. Pero, ¿quiénes participaban de este gobierno? Aquí el segundo punto que nos proponíamos: el Partido del Orden.
Esta facción, que contaba con el apoyo de los altos sectores, reconocía la importancia de los problemas administrativos así como la necesidad de orientar los gastos del Estado y evitar el déficit fiscal . Este grupo, “heterogéneo en su origen” , intentaría ordenar el “caos” producido y para ello reunirá a un grupo de la elite bonaerense empeñado en un plan de reformas que intentaban modernizar las estructuras de la provincia en varios aspectos. Poseía los recursos antes absorbidos por la guerra de independencia y por el reparto del principal ingreso fiscal a través de los derechos de aduana de Buenos Aires. Este partido ascenderá al poder de la mano del electo Martín Rodríguez, que será acompañado, como Ministro de Gobierno, por Bernardino Rivadavia, que se había convertido en el hombre “indispensable para hacer efectivas ideas que tienen todo el apoyo de la opinión pública” .
La obra que Rivadavia inicia en la provincia, bajo este régimen, tiene desde un principio un carácter netamente nacional. Como veremos, la reforma eclesiástica, militar, la reorganización administrativa, la reforma educacional y la económica, “están concebidas teniendo presente su aplicación en un futuro más o menos inmediato en el orden nacional” . “Afortunadamente vamos establecido un sistema de hacienda sabio y calculado, reglada la aduana por principios liberales y protectivos, garantidas las propiedades y restituida la confianza pública”, expresaba Juan Cristóbal Anchorena en una nota al Ministro de Hacienda, el 20 de mayo de 1822 .
Por otra parte, a partir de esta nueva organización, la Clase terrateniente va a estar muy ligada al Estado. Ligada al poder económico y social, más concretamente, en estos tiempos jugará un papel fundamental ya que tendrá intereses particulares que la determinarán como elite, o sea logrará una referencia casi total al poder político relacionada a los que mandan u organizan. Esto se da de tal manera, que en los momentos más complejos de estas épocas, los que más orden necesitaban y reclamaban, eran los miembros de esta clase que mencionamos. Dirá Romero que “la expansión ganadera sentaba, efectivamente, las bases de un verdadero proyecto provincial, mientras que la existencia de un sector social sólidamente arraigado y en plena expansión permitía, en definitiva, el afianzamiento de un Estado estable, encargado de aplicar todas aquellas medidas conducentes a la concreción del proyecto nacional” . Y de hecho así fue, como hemos dicho, este proyecto provincial que intentó sentar el Partido del Orden, no descansaba en la provincia de Buenos Aires solamente. Las aspiraciones de Rivadavia y su grupo intentaban lograr, repetimos, cambios con vistas a escala nacional. Incluso dentro de su influencia liberal que lo caracterizaba, pensaba que un gobierno republicano y representativo era la base de la civilización del país . Desde la lógica del liberalismo, creía que la propiedad y la seguridad encaminaban la libertad. Enarbolaba la bandera del progreso y su ética política así lo demostraba.
También aparecerá un actor de suma importancia a nuestro criterio. La Junta o Sala de Representantes jugó un papel fundamental como “segundo poder de la provincia”. Éste tenía atribuciones cada vez mayores, ya que elegía al gobernador, aprobaba presupuestos y tenía inferencia en todos los asuntos trascendentes de Estado. Así, frente a un país que se había empobrecido y anarquizado, Buenos Aires intentaba constituirse como una excepción desde la paz y el progreso. “La paz interior es de gran importancia para la felicidad de nuestra provincia”, ya decía Rivadavia en aquel entonces.
A continuación, pasaremos a abordar el tema concreto que nos convoca en este capítulo: las reformas que implementa el Ministro Rivadavia en la Provincias de Buenos Aires. Con la gobernación de Martín Rodríguez, que comenzó el 26 de septiembre de 1820, se dio inicio a un período, que como recordamos, se conoció como “la Feliz Experiencia”. En este proceso estaban involucrados personas e instituciones que proclamaban la primacía de los intereses locales. El periódico oficialista El Argos ya decía para entonces que este régimen volvía a dar “aliento al agonizante espíritu público” , y avivaba también “el interés de la provincia por el nuevo orden de las cosas” . Entre los principales objetivos de la obra de gobierno podemos mencionar: institucionalización de la provincia, obtención del reconocimiento de independencia por la comunidad Internacional y asegurarse su desarrollo económico por medio de inversiones de capitales extranjeros. No olvidemos que la clase alta que apoyaba este “orden”, tenía intereses y vínculos bastante estrechos con el extranjero, especialmente con Gran Bretaña. En resumidas cuentas, las reformas que se implementarán tendían a establecer un Estado moderno dentro de los límites de la provincia. Veamos qué proponían las reformas más significativas.
Continuará...
Bibliografía consultada en esta sección:
AAVV, Unitarios y Federales, Hyspamérica, Buenos Aires, 1987.
El Argos, Buenos Aires, abril de 1821 en Historia Visual de la Argentina, Capítulo 42 - “La Guerra contra el Brasil”, Clarín, Buenos Aires, 1998.
Historia Visual de la Argentina, Capítulo 42 - “La Guerra contra el Brasil”, Clarín, Buenos Aires, 1998.LOBATO, MIRTA, SURIANO, JUAN, “Nueva Historia Argentina”, Atlas Histórico, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1998.
TERNAVASIO, MARCELA, “Las Reformas rivadavianas en Buenos Aires y el Congreso General Constituyente (1820-1827)”, en GOLDMAN, NOEMÍ (Cdra.), “Nueva Historia Argentina”, Tomo III – Revolución, república, Confederación (1806-1852), Capítulo V, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1998.